domingo, 13 de noviembre de 2011

Diálogo de una madre con su hija

Mamá, duele. Dónde hija mía. Aquí, adentro, entre mis costillas; es rojo, mamá, rojo que arde. Lo sé hija, lo siento también. Mamá, dame algo, untame una pomada, dame una pastilla, bebo té de alguna hierba, mamá, dame algo por favor; arrancamelo de aquí. No hay medicina hija, no hay análgesico para ese mal; algún día tiene que llegar pero así se va, lo supe cuando dejaste de ser niña, cuando cambiaste tus muñecas por cartas; tenía que llegar como llegaste a ser mujer. Mamá, me voy a morir, siento que me muero. No hija, no es la muerte, la muerte no hiere tanto. Mamá, ¿de verdad lo sientes? Lo siento más que tú, hija, más que cuando en mí se encarnó alguna vez, ahora me duele más, porque me dueles tú. Mamá, ¿qué hacemos? Nada, la vida nos dará un sorbo de tiempo cada día y un gramo de olvido; algún día todo estará mejor. Mamá, toca aquí, ¿verdad que es muy grande? Vive dentro de mí, se apodera de mis pensamientos; es como una bomba de tiempo que algún día, siento, va a explotar. Deja que explote hija, no te destruirá; deja que explote, saca esa corriente viva que retiene tu garganta. Mamá, quédate conmigo, tengo mucho miedo. Nada va a pasar, duerme hija, cuando despiertes, cuando este mal ya haya muerto un poco yo estaré aquí para ver tu primer sonrisa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario