lunes, 22 de agosto de 2011

Con los ojos abiertos


La luz tenue de la lámpara apenas alcanza barnizar mis senos en el espejo, que se visten ligeramente con mi cabello partido en dos. Quedaron esparcidos al aire pedazos de algún suspiro incontenible que no estalló. Tus párpados cayeron. Entendí que terminaba la función, y me quedé respirando con los ojos abiertos, mientras un río entre mis piernas se secó.


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